Como ocurre con cualquier cambio o innovación en el ámbito urbano, es posible que algunas personas o grupos tengan preocupaciones o creencias erróneas sobre este concepto.
Por ejemplo, algunas personas pueden creer que la ciudad 15 minutos es una forma encubierta de controlar la movilidad de las personas y limitar su libertad de desplazamiento.

Las teorías consparanoicas sobre la ciudad 15 minutos pueden venir de grupos políticos reaccionarios, de disociales o, simplemente, de personas mentalmente desequilibradas. Pero también hay otros grupos potencialmente interesados en obstaculizar esta idea urbanística por motivos pragmáticos:
- Los promotores inmobiliarios: Si la ciudad 15 minutos fomenta la densificación y el desarrollo de edificios más altos, esto podría tener un impacto en el mercado inmobiliario y en la capacidad de los desarrolladores inmobiliarios de controlar los precios y la oferta de viviendas.
- La industria automotriz: Si la ciudad 15 minutos reduce la necesidad de conducir, esto podría tener un impacto negativo en la venta de automóviles y otros productos relacionados con la industria automotriz.
- Los grupos opuestos al transporte público y al ciclismo: La ciudad 15 minutos se basa en el uso del transporte público y la bicicleta como medios de transporte sostenibles. Si existen grupos que se oponen a estos modos de transporte, podrían tener intereses contrarios a la ciudad 15 minutos.
- Los beneficiarios de la gentrificación: Si la ciudad 15 minutos lleva a una mayor demanda de viviendas en áreas específicas, esto podría provocar un aumento en los precios de la vivienda y el desplazamiento de residentes de bajos ingresos. Si existen grupos que se benefician de la gentrificación, podrían tener intereses contrarios a la ciudad 15 minutos.
- Los existencialistas, cínicos, escépticos y demás filósofos, que comulgan con el «nada nuevo bajo el sol» y dan por hecho que el concepto en sí es una farsa, ya existía o solo sirve para desviar la atención.