En plena plaza mayor de Toledo, Jordi Manent regenta la “Barbería Real”, un negocio que ha pasado por tres generaciones de su familia. Jordi, con su inconfundible delantal de cuero, es el último heredero de esta tradición.
“Mis abuelos empezaron con una silla y unas tijeras, y hoy tenemos un espacio que combina lo clásico con lo moderno”, explica. La barbería no solo es un lugar donde se corta el pelo, sino un punto de encuentro en la comunidad.
Jordi ha sabido adaptarse a los tiempos, ofreciendo tratamientos de spa y productos artesanales para el cuidado del cabello. “Mi misión es preservar lo mejor de nuestra tradición, pero también innovar para que cada cliente se sienta especial”.
Pregunta: Jordi, ¿qué significa para ti continuar con este negocio familiar?
Respuesta: Para mí, la barbería es más que un trabajo; es mi vida y mi legado. Mis abuelos comenzaron con una silla y unas tijeras en un pequeño local alquilado. Mi padre lo expandió, y yo he intentado adaptarlo a los tiempos modernos sin perder la esencia. Es un orgullo mantener viva esta tradición y ser parte del día a día de tantas personas.
P: ¿Cómo ha cambiado la barbería desde que tus abuelos la abrieron?
R: Ha cambiado muchísimo. Antes, la barbería era un lugar de encuentro, casi como un club social. Los hombres venían a cortarse el pelo, afeitarse y, sobre todo, a charlar. Con el tiempo, hemos añadido servicios como tratamientos faciales, spa capilar y productos artesanales para el cuidado del cabello y la barba. Lo importante es mantener ese ambiente acogedor y cercano.
P: ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
R: Sin duda, el contacto con la gente. Cada cliente tiene una historia, y muchas veces la barbería se convierte en un confesionario. Me gusta pensar que no solo corto pelo, sino que también ofrezco un espacio para desconectar y sentirse bien.
P: ¿Cuáles son los mayores desafíos de gestionar un negocio como este?
R: El equilibrio entre tradición e innovación. Quiero respetar lo que mis abuelos y mi padre construyeron, pero también atraer a las nuevas generaciones. Por eso, he renovado el local para hacerlo más moderno y añadido servicios que buscan los jóvenes. Además, está el desafío de competir con franquicias grandes, pero creo que nuestra autenticidad nos diferencia.
P: ¿Qué consejo le darías a alguien que quiera empezar en este oficio?
R: Que tenga paciencia y pasión. Este trabajo no se trata solo de cortar pelo; se trata de crear una experiencia para el cliente. Hay que aprender a escuchar, a ser detallista y a cuidar cada pequeño aspecto. Y, sobre todo, disfrutar del proceso.